martes, 3 de febrero de 2009

Eu, você, nós dois...


Muchas veces la realidad se torna un tanto caótica, nos es bastante complicado divisar las dimensiones de las cosas, percibir los colores y brillos, encontrar el equilibrio, y acomodar la tensión entre las situaciones que vivimos.

La fotografía muchas veces actúa como defensa para esos momentos, en donde no tolero ver. Y maníaca busco belleza sea donde sea.

Esta constante búsqueda, implica un cambio de percepción, ahora alcanzo los brillos de la noche y me mimetizo con los intensos colores del cielo del sur. Ahora las imágenes me cantan. Ahora confío en que hay algo que tiene sentido.

“Las imágenes me punzan”*, porque realmente son testigos, y explican soberbias que no estoy loca, que verdaderamente todo eso existió allá afuera , en la paralela empírica, en lo ajeno a mi mente.
Me acercan a la objetividad, porque no veo solo un recuerdo en el interior de mis parpados, si no que las imágenes están afuera, y no solo yo accedo a ellas.

Pero no solo es la defensa del caos, si no que también es cómplice de éste. Es hablar con los ojos, comprometerse con lo que uno ve, y si alguien no lo noto, hacerlo notar, no callar ni la belleza, ni la dificultad. Ser participe, conciente y activo de la realidad.

La foto es luz, por eso, hay cosas que merecen ser iluminadas…



*”Roland Barthes. La cámara lúcida.”